Comienza por quitarte la lentilla que te molesta.
La molestia puede estar causada por múltiples factores:
- Cuerpos extraños en el ojo (polvo, por ejemplo) > enjuaga abundantemente el ojo y la lentilla, a ser posible con solución salina o suero fisiológico (evita el agua del grifo, pues puede contener amebas)
- Lentilla del revés > coloca la lentilla en tu dedo y comprueba que los bordes estén hacia arriba (si está del revés, los bordes apuntan hacia el exterior y están ligeramente aplanados)
- Lentilla defectuosa > la lentilla puede estar dañada o desgarrada por los bordes; asegúrate de que el borde sea regular (ten cuidado de no pellizcar la lentilla al cerrar la tapa del estuche)
- Lentilla mal adaptada > para que una lentilla resulte cómoda de llevar, además de su forma, es determinante que las características del material del que están hechas se adecuen a las necesidades de tu ojo (calidad y cantidad de lágrimas). Un cambio hormonal (embarazo, menopausia...) o de las condiciones de trabajo (iluminación, ventilación...) pueden desencadenar molestias. Consulta a tu oftalmólogo.
Si el ojo se encuentra muy irritado, puede que las molestias persistan tras haber retirado la lentilla. En tal caso, espera a que el dolor remita antes de volver a ponerte la lentilla.
Si los síntomas persisten, quítate las lentillas y consulta a tu oftalmólogo.
La molestia puede estar causada por múltiples factores:
- Cuerpos extraños en el ojo (polvo, por ejemplo) > enjuaga abundantemente el ojo y la lentilla, a ser posible con solución salina o suero fisiológico (evita el agua del grifo, pues puede contener amebas)
- Lentilla del revés > coloca la lentilla en tu dedo y comprueba que los bordes estén hacia arriba (si está del revés, los bordes apuntan hacia el exterior y están ligeramente aplanados)
- Lentilla defectuosa > la lentilla puede estar dañada o desgarrada por los bordes; asegúrate de que el borde sea regular (ten cuidado de no pellizcar la lentilla al cerrar la tapa del estuche)
- Lentilla mal adaptada > para que una lentilla resulte cómoda de llevar, además de su forma, es determinante que las características del material del que están hechas se adecuen a las necesidades de tu ojo (calidad y cantidad de lágrimas). Un cambio hormonal (embarazo, menopausia...) o de las condiciones de trabajo (iluminación, ventilación...) pueden desencadenar molestias. Consulta a tu oftalmólogo.
Si el ojo se encuentra muy irritado, puede que las molestias persistan tras haber retirado la lentilla. En tal caso, espera a que el dolor remita antes de volver a ponerte la lentilla.
Si los síntomas persisten, quítate las lentillas y consulta a tu oftalmólogo.